CLICK

SHOP ONLINE "HAZ CLICK"

6 oct 2014

DORADAS XL DESDE ZODIAC XS Vol.II

Aquí tenéis otro magnífico reportaje de Humberto Gacio. Y continuación de DORADAS XL DESDE ZODIAC Vol.I
En el anterior episodio de este artículo os dejábamos mi compañero Daniel Segarra y un servidor con la incertidumbre de si seríamos capaces de encontrar  grandes doradas con la ayuda de la sofisticada tecnología punta que llevábamos instalada en el yate fueraborda en el que pescábamos, pero sobre todo nos preguntábamos si  averiguaríamos la forma o técnica que nos permitiese dar con ellas y ser más selectivos, quitándonos de en medio capturas de pequeño porte, otras especies no deseadas y sobre todo el incombustible roamen.
Así pues no nos quedaba más que escudriñar algunos otros apostaderos, acercarnos a otro tipo de fondos y buscar los lugares más adecuados para pescarlas en cada momento y en cada marea, probar distintas longitudes en las cametas, distintos aparejos y cebos, vamos lo que estuviera en nuestra mano,………….por lo que está sería nuestra misión para encontrar nuestro objetivo.
Evidentemente teníamos que tener en cuenta que estábamos bastante limitados por el bote en el que pescábamos, así que bueno tendríamos que fijarnos mejor donde pescar e intentar buscar zonas en las que no hubiésemos pescado anteriormente y que a priori no nos gustasen tanto, ya que podría ser que en estos lugares encontráramos buenos peces.
Nos quedaban por probar veriles de roca, pescando más cercanos a la roca que a la arena, zonas más alejadas para lo que tendríamos que salir a pescar en días de aguas calmas y algunas zonas alejadas de la nada que solo podríamos encontrar dando palos de ciego, lo cual haríamos en días en los que el roamen castigara nuestros pesqueros más habituales.
Así pues sin más intención que cambiar el rumbo de lo que anteriormente nos había llevado a hacer pescas de piezas de porte discreto nos dispusimos a la no fácil búsqueda de alguna pieza de importancia sin desmerecer las anteriores claro está. 
A LA PRIMERA LE DIMOS EN LA FRENTE
La primera mañana en la que salimos nos dirigimos a pescar algo más adentro de lo que solíamos pescar, y tras pegarnos 3 días y 4 noches para llegar justamente ahí al lado!!, cuando llevábamos pescando media hora nos dimos por vencidos ya que el roamen acababa con todos los cebos que tirábamos al agua. Así pues nos dirigimos al segundo lugar que teníamos pensado que no era más que un arenal limpio más cercano a la costa de lo que habíamos pescado con anterioridad.
Tras un rato de navegación con la gorra hacia detrás porque de la velocidad se nos volaba, llegamos a la nueva marca, y por el camino hablábamos que porque no podrían darse más cercanas a la costa si las pescábamos perfectamente desde la orilla. Ni cortos ni perezosos lanzamos las cañas orientadas hacia la orilla y una de ellas la más larga (4,20 m) totalmente oblicua a esta. No tardó ni dos minutos en sonar un carrete y cuando miramos se trataba de la caña larga, la última que habíamos lanzado, vamos que se podía decir que le habíamos dado con el gusano en la frente.
El pez no paraba de sacar hilo a mucha velocidad y no paraba de nadar en círculo, lo que nos obligó a sacar el resto de cañas que teníamos lanzadas ya que de lo contrario las engancharía todas y muy posiblemente la perderíamos.
Poco a poco el pez se fue cansando y digo poco a poco porqué no podíamos forzarlo más ya que la tragadera que teníamos montada era de 0,17 mm de fluorocarbono en concreto Trilene, así que tendríamos que armarnos de paciencia y disfrutar de la pelea a la misma vez que nos hacía sufrir de lo lindo.
Tras unos diez minutos parecía que la silueta ya se distinguía y por el espejo que formaba parecía ser una buena gafotas, lo que se confirmó cuando la metimos en la sacadera y la subimos a la barca.
La primera buena pieza la habíamos conseguido cerca de la orilla, lejos de la embarcación, con una tragadera fina y larga, anzuelo Hayabusa Beak del nº 4 y una discreta gusana por lo que tomamos nota de todas las variantes.
LA SEGUNDA BUENA NO VINO SOLA
El segundo día queríamos probar suerte también cerca de la orilla aunque más alejados que la anterior vez, en esta ocasión nuestra intención era lanzar nuestras cañas hacia una laja de piedra que habíamos visto días antes con la bajamar de una marea de coeficiente muy elevado. Teniendo en cuenta que no llevábamos ni sonda, ni gps y que nos orientábamos a ojillo pues en estas mareas obteníamos bastante información que luego contrastábamos dedicándole unas cuantas pescas.
De nuevo volvimos a lanzar todas las cañas en dirección a la laja situada relativamente cerca de la orilla y una vez más dejamos la caña más larga situada perpendicular a la orilla en el extremo derecho de la embarcación.
Las primeras en marcar picada fueron las CAPTURE 190 L  de Cinnetic, que nos regalaban varias zapatonas bastante peleonas. Estas aunque no sobrepasaban el kilo y medio de peso daban unas batallas muy divertidas y bastante más prolongadas y duras que desde la orilla ya que además de acercarlas a la embarcación tienes que subirlas prácticamente a pulso y las carreras hacia abajo huyendo de la sombra del bote sacaban hilo del carrete en cada una de las embestidas.
A estas cañas les teníamos montadas tragaderas de 1,5 m aproximadamente, ya que si le montábamos bajos de mayor longitud al lanzar el cebo entraría en el agua y se rompería fácilmente a la hora de lanzar. Estas cañas las teníamos lanzadas más cerca de la embarcación o lo que es lo mismo algo más lejos de la laja de piedra en cuestión y los gusanos que usábamos en ellas eran algo más pequeños ya que preveíamos que al estar en arena el roamen sería menor.
Tras varias capturas revisamos la caña larga y no parecía haberla tocada ningún pez, vamos que el roamen no estaba presente tampoco en las cercanías de la piedra por lo que estábamos más tranquilos sabiendo que los cebos estaban pescando. Seguíamos entretenidos con sarguetes, zapatillas y algún que otro bocinegro cuando la caña larga se dobló violentamente y de nuevo empezó a regalar metros de hilo y la chicharra de los CRUISSER XP  de Cinnetic se ganaba el sueldo chivateando la bonita picada.
De nuevo la pelea se hacía interminable, porque si hay algo que me ha llegado a sorprender de esta pesca es la gran batalla que presenta un pez desde una embarcación cuando pescas fino y que con prisas seguro que no podrías cobrar ni la mitad de las piezas que toman tus cebos.
En poco tiempo tendríamos otra buena captura en el escueto suelo de la “mataora” y de nuevo la caña larga con las tragaderas largas, finas y los Hayabusa Beak del nº4 volvían a ser los protagonistas de la ansiada captura, aunque claro podría ser casualidad. 

LA TERCERA REINA CON LA ESCOLTA REAL
Tras un par de salidas en las que el roamen nos perseguía allá por donde fuéramos y pusiéramos el cebo que pusiéramos, por fin conseguimos coger un día de aguas claras y relativamente calmas, por lo que nuestras expectativas no eran del todo malas.
Nos dirigimos al lugar donde habíamos capturado la primera buena dorada y tras llevarnos allí casi cuarenta minutos desistimos ya que el roamen aumentaba por momentos y no les daba tiempo a pescar a los gusanos. Así pues pusimos rumbo al segundo de los puntos calientes y allí ídem de lo mismo, es más pro la proximidad de la piedra el cebo volaba nada más caer.
Esto nos desanimó un poco, a lo que rápidamente nos preguntamos los dos ¿A dónde vamos ahora?.....y recordé que días antes en una de las conversaciones que Dani y un servidor habíamos tenido (tumbados en la butacas del yate cerca de la piscina tomando una coca cola), me dijo que él había pescado anteriormente en una zona de piedra bastante densa pero que había tenido buenas picadas allí. Ni cortos ni perezosos encendimos el motor de 200 caballos, gorras para atrás, gafas para que no nos lloraran los ojos de la velocidad y rumbo al pedrero a probar a ver si allí encontrábamos algo distinto a lo que habíamos hallado hasta entonces en ese nefasto día.
Llegamos al sitio y la oscuridad del agua que teníamos a unos 50 m de distancia delataba la presencia de un buen roquedo bajo el agua, encarnamos y lanzamos todas las cañas en forma de abanico hacia la piedra. La caña más larga claro está fue la que más cerca de la piedra cayó, con la mala suerte de que justo cuando la iba a tensar se me hizo una moña justo al lado del carrete.
Poco a poco y con muuuuuuucha paciencia la moña salió y el nudo se quitó totalmente así que me dispuse a ponerle de nuevo la bobina al carrete ya que se la había tenido que quitar para deshacer el nudo. Puse la bobina, puse el tapón y no había terminado de roscarlo cuando la bobina empezó a soltar hilo como si una rueda de un formula 1 se tratase.
La sensación era diferente, era un pez con mucha fuerza pero tiraba distinto, pero qué más daba lo importante era la bonita lucha que estaba ofreciendo y la incertidumbre que estaba creando. Como os podéis imaginar el mero hecho de habernos alejado del roamen ya valía la pena a lo que se sumó la alegría que nos dio ver unas anchas rayas en la librea de un bonito sargo soldado que ocupaba casi la totalidad de la sacadera.
Rápidamente encarné la caña de nuevo y la volví a lanzar al mismo sitio ya que como sabréis estos peces son gregarios y la posibilidad de coger otro no era ninguna tontería. Evidentemente empezamos a hacerle fotos a este bonito y cada vez más escaso pez que venía pinchado por el exterior de su prominente labio similar al de “Carmen de Mairena) y en dos minutos el carrete volvía a ceder hilo de manera desproporcionada.
Rápida clavada, Dani que guardaba el soldado y de nuevo una pelea similar a la anterior lo que hacía pensar que podría ser otro precioso sargo de las mismas dimensiones, lo que se confirmaría apenas cinco minutos después. Este doblete de sargos amigos no se me olvidará nunca y menos lo que pasaría después.
Sin más preámbulos Dani volvía a lanzar la caña al mismo lugar, y como dos niños en el día de reyes hacíamos fotos al segundo de la escolta real y comentábamos lo bonito e insólito de las dos capturas que se habían producido. Pasaron unos diez minutos cuando la caña que había lanzado Dani se arqueaba y cedía un buen puñado de hilo nuevamente, con lo que comenzaba una nueva pelea.
Por la velocidad en la que el pez navegaba hacia la izquierda cabía la posibilidad de que en esta ocasión fuera una dorada por lo que sería la guinda al pastel si esto fuera así. Poco después Dani asentía con la cabeza ya que había notado los inconfundibles cabezazos de la que parecía ser la reina a la que escoltaban los dos soldados.
Poco después una preciosa dorada asomaba en la superficie y los pelos se nos ponían como escarpias, lo que culminaría con la reina entre redes y una jornada perfecta. 

CONCLUSIONES
Estaba bastante claro amigos que había varios denominadores comunes en los resultados que habíamos obtenido en estas tres salidas y que evidentemente repetiríamos en posteriores escapadas.
En primer lugar influyó la elección de los sitios que no fue más que un cumulo de pensamientos, conclusiones y casualidades, pero que determinaron la localización de los peces. En segundo lugar parecía estar claro que las tragaderas largas estaban pescando más y de mejor calidad que las cortas, por otro lado y en tercer lugar era evidente que el poder lanzar a distancias que las cañas pequeñas no te permitía era una ventaja que no podíamos permitirnos despreciar.
Para continuar creo que ha sido muy importante la efectividad de los anzuelos que en concreto  el HAYABUSA BEAK OCTOPUS de los números  2 y 4 son  para la gusana americana uno de los modelos más efectivos que he probado confirmando también la efectividad de la gusana con el único inconveniente que presenta los días de roamen.
Y para terminar decir que el puntero híbrido de la caña larga que hemos usado para pescar ayuda mucho a trabajar grandes peces con fluorocarbonos de diámetros finos sin miedo a perder la pieza por rotura de la tragadera.

Sin más me despido de ustedes esperando que una vez más otra de mis historietas os haya entretenido y si encima os aporta algo pues mejor que mejor, un saludo y buena pesca.

1 comentario:

  1. Yo he probado pescarlas con almejas no muy grandes chirlas creo que se llaman las venden en pescaderías después de grumear acuden incluso después de haber grumeado varios días rondan por ahí.

    ResponderEliminar